El pasado miércoles 23 vino Hernán Jiménez y Joel Bompart y escaleras arriba se subieron al techo del templo para arreglar la Cruz que tenía unos cuantos meses que no se le veía en las noches. Le colocaron además unas luces navideñas. Me hicieron caminar más que un marrano chiquito buscando que si remaches, que si silicón, que si esto que si aquello. Gracias a Dios que el señor Ramón, un vecino que tiene una ferretería, nos prestó la remachadora, el señor Cumana nos prestó el taladro y la profesora Haydé nos prestó una escalera pequeña. Todo estuvo de maravilla y esa pobre gente se caló un sol terrible y yo les conseguí una merienda con la señora Mercedes. Así es que a las tres de la tarde estaba todo listo y cada quien se fue feliz a su casa y en la noche todos pudimos contemplar el resplandecer de la Cruz.
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